Recuerdo que cuando era más pequeño e iba con mi familia de vacaciones a alguna parte siempre íbamos en coche. Mi padre conducía durante muchas horas y yo me limitaba a molestar y hacer cosas de niño. Los ataques DoS me resultan especialmente peculiares porque operan del mismo modo en que yo agotaba mentalmente a mi familia preguntando cuanto quedaba para poder bajarme del maldito coche.
Estas denegaciones de servicio o DoS (del inglés Denial of Service) provocan el colapso de un sistema víctima mediante el envío de múltiples flujos de información dirigidos hacia el mismo. Su finalidad, a diferencia de la de aquel pequeño inocente, es saturar un determinado recurso hasta hacerlo inaccesible para aquellos usuarios que deseen consumirlo.
Cuando DoS actúa desde diferentes nodos (botnet) generadores de tráfico pasa a conocerse como DDoS (del inglés Distributed Denial of Service). Como cabe esperar, hay muchos modos de provocar esta inundación de paquetes: ICMP flood, SYN flood, UDP flood, HTTP flood, etc. De este último os hablaré próximamente.
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